
El pasado 27 de diciembre falleció en Nueva York el profesor Steven Hess.
Como estudioso de la historia lingüística del español y de la literatura hispánica, el profesor Hess publicó muy notables contribuciones que cubrían un amplio espectro de intereses, desde los galicismos en el español antiguo a la caracterización de la lengua hablada por los puertorriqueños en Nueva York
«Preliminaries to a Study of Gallicisms in Old Spanish», Essays in Honor of Louis Francis Solano (Chapel Hill: Univ. of North Carolina Press, 1970), 77-92.
«El español puertorriqueño en Nueva York” [1971], ACIH, IV (1982), I, 773-780.
Sin embargo, si hubo un campo de trabajo preferido para Steven Hess, fue el análisis del trasfondo cultural e ideológico en la investigación de la historia de la lengua española.
Aportaciones significativas puntuales en este terreno fueron trabajos como
«’Castilian Hegemony’: Linguistics and Politics in Orígenes del español», La Corónica, 24.2 (1996), 114-122.
- «Filología y literatura: Azorín y la obra de Menéndez Pidal», ACIH, XIII (2000), III, 633-640.
«Tomás Navarro Tomás: fonética, geografía lingüística, y compromiso político”, Epos, XXVI (2010), 89-103.
Y sobre todo el libro de conjunto dedicado a la biografía intelectual y el estudio de la personalidad científica de Ramón Menéndez Pidal
Ramón Menéndez Pidal (Boston: Twayne, 1982)
El libro en su segunda edición completamente renovada, y con un clarificador subtítulo,
Ramon Menendez Pidal: The Practice and Politics of Philology in Twentieth-Century Spain (Newark: Juan de la Cuesta, 2014),
es una de las obras de referencia básicas sobre el filólogo español. Para su elaboración, Steven Hess, recurrió a las fuentes primarias. Fue visitante asiduo de la casa de Chamartín y consultó largamente los fondos bibliográficos y archivísticos de la Fundación Menéndez Pidal.
Steven Hess tenía un excepcional conocimiento de la intrahistoria de la filología española del siglo XX, de sus grandezas y miserias. Siendo como era un conversador nato, y dotado de una curiosidad insaciable, lo recordaremos como la persona que lo sabía todo acerca de Menéndez Pidal, de su escuela, de sus admiradores… y sus detractores, y era capaz de transmitir ese saber de forma apasionada y siempre estimulante, en sesiones que se hacían interminablemente gratas.
Vaya para él nuestra añoranza y recuerdo
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