
Jose Luis Gallero y Jesús Antonio Cid inauguran la celebración del Festival de Música y Poesía «Estrechorrinco» en la Fundación Ramón Menéndez Pidal.
Mañana, en los Jardines de Chamartín de la Rosa, una filóloga que por feliz circunstancia se apellida Catalán y un poeta que por caprichoso accidente nació en Cataluña, abrirán la segunda edición de una suerte de sympósion con vocación experimental, pero heredero de la institución cultural más antigua de Europa. Confluyen en él cinco elementos decisivos para la salud de la polis: poesía, música, bebida, manjares y amistad. En un texto de 1972, titulado “Carles Riba, 13 años más tarde”, Dionisio Ridruejo (1912-1975) testimonia:
Fue Santos Torroella quien me puso en relación con Carles Riba. La ocasión vino dada por el Congreso de Poetas celebrado en Segovia en 1952. Habían acudido catalanes y gallegos. Por primera vez se establecía un diálogo interregional e interlingüístico entre los escritores de la Península. Quiero decir, un diálogo en público … Riba había expuesto, con medida pero implacable claridad, el problema de la lengua y la cultura catalanas en toda su extensión y con todas sus implicaciones. Habló del derecho al idioma y de los derechos del idioma … Su discurso acabó con el verso de San Juan de la Cruz: «Aunque es de noche». Me tocó darle la réplica. Lo hice con gravedad y emoción. Era el compromiso de los poetas castellanos con la causa de los poetas catalanes … Es difícil dar sin recibir y entenderse sin estimarse» (“Carles Riba, 13 años más tarde”, 1972; Sombras y bultos, 1977).
En un texto inmediatamente posterior, titulado “Nuestras lenguas”, el poeta soriano prosigue:
Estoy abonado a la Antología Catalana … El primer volumen correspondía a Ramon Llull … Un panorama que no debería interesar solo a «los de casa», sino figurar en todas las bibliotecas de los peninsulares cultos atentos a la realidad … La realidad de que la rugosa piel de toro mantiene en uso sus cinco lenguas y seis modalidades culturales, si convenimos con Juan Ramón Jiménez en que también los andaluces «son otra gente» … Porque aún hay algo peor que la hostilidad y es la ignorancia. De la hostilidad pueden hacerse paces, pero con la ignorancia solo se hacen distanciamientos empobrecedores, cuando no resentidos … Si un cierto poliglotismo «de recepción», ya que no de uso cabal, se difundiese por toda la península, eso sí que sería una novedad de alcance … llevo años proponiendo aquí y allá dos empresas modestas: el lanzamiento de una publicación peninsular de carácter políglota y la instalación de librerías peninsulares políglotas (“Nuestras lenguas”, 1973; ibidem).
Late en las reflexiones de Ridruejo la frustración ante el abandono histórico de las lenguas peninsulares —nuestro patrimonio cultural más distintivo y valioso— por parte del modelo educativo. En el año 2009, Josep Maria Castellet (1926-2014) recordaba:
En abril de 1959 se celebró en Provenza un coloquio para tratar sobre los problemas de Europa. Fuimos invitados Pedro Laín, Julián Marías, Aranguren, Cela, José Luis Cano y yo, el único catalán del grupo … Presidió el primer comité Laín, y lo formaban Tierno Galván, Aranguren, Marías, Ridruejo… Una de las actividades de mayor urgencia fue la dinamización del diálogo entre las culturas hispánicas, comenzando por lo que llamábamos «Diálogos Cataluña/Castilla», preocupación fundamental de Ridruejo … En un encuentro de intelectuales celebrado en Sitges en 1981 sobre las “Relaciones de las culturas catalana y castellana», Aranguren apoyó la necesidad de una interacción cada vez más estrecha entre catalanes y castellanos … Sin embargo, no se hacía —ni se ha hecho— ese esfuerzo» (Josep Maria Castellet, «Diálogo con Francisco Yvars», Aranguren: Filosofía en la vida y vida en la filosofía, 2009).
Joan Maragall parecía presentir todo esto en 1911, cuando escribe a Unamuno:
Este alma ibérica que todavía somos tan pocos en sentir, hay que buscarla hacia adentro: hacia adentro de su Castilla los castellanos, hacia adentro de su Portugal los portugueses, hacia adentro de nuestra Cataluña los catalanes, hasta llegar a la raíz común: y de allí arrancará la España grande, la europea.
Para lograrlo, el poeta barcelonés propone al bilbaíno una «modesta empresa»: editar una revista ibérica, «escrita indistintamente en nuestras lenguas». Días después, Unamuno responde:
Lo he soñado antes de ahora, y, desde luego, me pondría en actividad, escribiendo a mis amigos de Portugal, a los de Galicia, Asturias, etcétera, y, si fuese menester, americanos, y hasta judíos orientales de lengua española, que algunos conozco (9-III-1911).
Cuatro años después, recapitula:
No hace mucho el inolvidable Maragall y yo proyectábamos la fundación de una revista que debería haberse llamado Iberia y estar escrita en las lenguas literarias de la península … Maragall llegó a proponerme que la revista se editase en Salamanca como ciudad española más próxima al centro de Portugal … Me halagaba llegar a tener un órgano de aproximación espiritual entre los pueblos ibéricos de distintas lenguas. Aproximarse espiritualmente es conocerse mejor. Y mi sueño y ahínco ha sido que nos conozcamos, aunque sea para disentir. Conociéndonos mejor en nuestras diferencias respectivas, llegaremos también a conocer mejor nuestro común espíritu ibérico, lo que nos une frente a la diferencia común con los demás pueblos hermanos (“Iberia”, Iberia, 10-IV-1915).
Segovia, 1952; Provenza, 1959; Sitges, 1981. ¿Ha vuelto alguien a intentarlo tras la muerte de Riba, Ridruejo, Aranguren, Castellet?… El vino que beberemos mañana procede de Vilafranca del Penedés, cuna de una estudiante de Filología que hoy nos acompaña y de un gran filólogo llamado Milá y Fontanals (1818-1884), maestro de Maragall y Unamuno, faro de hispanistas, pionero de los estudios sobre poesía popular castellana. Menéndez Pidal reconoce en 1949:
La primera caracterización general de la literatura española es la que aparece en la hermosa “Oración inaugural acerca del carácter de la literatura española” pronunciada en 1865 por Milá y Fontanals ante la Universidad de Barcelona. (Los españoles en la literatura, 1949).
¿Es tan difícil encontrar puntos de identificación entre lo catalán y lo español? Sí, es difícil. Por eso, casi nadie se molesta en buscarlos. Sin embargo, Fernando Sor, nacido en Barcelona en 1778, introdujo la guitarra clásica española en la música de concierto europea; Isaac Albéniz, autor de Rapsodia Española, Suite Española, Cantos de España, Iberia, etcétera, nació en Camprodón, Girona, en 186o; Enrique Granados, compositor de Danzas españolas y Suite para orquesta sobre cantos populares gallegos, nació en Lleida en 1867; el pianista Ricardo Viñes (Lleida, 1875) triunfó en Europa como intérprete de la música moderna española…
¿Es tan difícil estrechar vínculos entre la idiosincrasia castellana y la catalana? Sí, y como se trata de una tarea necesariamente común, nadie se complica la vida. Y al rehusar la dificultad, renunciamos al tesoro. Al final, cuando se han agotado todas las excusas, recurrimos a la fórmula más vieja: el sympósion, la pequeña reunión de poetas, músicos, cocineros, gestores, técnicos y amigos que convierten un banquete o un jardín en órganos de irradiación cultural.
Cuando instamos al poeta e hispanista bostoniano Alan Smith a intervenir en la segunda edición de Estrechorrinco como intérprete de guitarra clásica española, respondió: «Sí, pues Madrid es para mí esa palabra». Gracias, Alan, porque ese sí —ese íntimo regalo— es lo que pretende transmitir esta propuesta, afín al sentimiento expresado por Machado en 1918:
La cultura es intensidad, concentración, labor heroica, callada y solitaria: pudor, recogimiento, mucho antes que extensión y propaganda.
Un brindis por esa labor heroica, callada y no siempre solitaria.
Deja tu comentario