ORÍGENES DEL ESPAÑOL

«Se trata del ejemplo más sobresaliente de la combinación de laboriosidad, rigor analítico e imaginación interpretativa en un campo de trabajo sumamente pobre y enmarañado».
«Basándose en las briznas de lengua romance que crecen en las resquebrajaduras del decaído latín de los notarios de los siglos IX a XI, D.Ramón logra reconstruir, en toda su vitalidad, la lengua vulgar hispánica de los siglos “oscuros” de orígenes, con precisiones geográficas, sociales y temporales que aún no han sido igualadas en los estudios de otras lenguas romances de más rica documentación».
«Con los Orígenes pone D. Ramón de manifiesto las ventajas de su concepción unitaria de las ciencias filológicas, de su capacidad de movilizar, para la mejor comprensión de los hechos lingüísticos, unos conocimientos profundos acerca de la historia cultural de España, obtenidos a través de toda una serie de investigaciones independientes sobre la literatura y la historia medievales».

Rafael Lapesa

La importancia de esta gran obra, “Orígenes del español”, ha sido resaltada en innumerables ocasiones por muchos investigadores, a escala nacional e internacional, por la radical renovación que introducía no sólo en el conocimiento del pasado lingüístico español, sino en la concepción misma de la vida del lenguaje.

Para Diego Catalán, «se trata del ejemplo más sobresaliente de la combinación de laboriosidad, rigor analítico e imaginación interpretativa en un campo de trabajo sumamente pobre y enmarañado». Y continua: «Basándose en las briznas de lengua romance que crecen en las resquebrajaduras del decaído latín de los notarios de los siglos IX a XI, D.Ramón logra reconstruir, en toda su vitalidad, la lengua vulgar hispánica de los siglos “oscuros” de orígenes, con precisiones geográficas, sociales y temporales que aún no han sido igualadas en los estudios de otras lenguas romances de más rica documentación [Ya nos hemos referido, de pasada, al caso del italiano y del francés]. Con esta obra definitiva, D. Ramón abre nuevos caminos a la lingüística diacrónica, reemplazando la esquemática visión de la “gramática histórica” por una verdadera “historia de la lengua”… La vieja filología, que parecía incapaz de competir con la moderna geografía lingüística a la hora de examinar la vida tumultuosa del lenguaje, renace en los Orígenes del Español dotada de una flexibilidad nueva y convertida en un instrumento de trabajo apto para explorar la multiforme realidad de las lenguas históricas y para explicar las complejas corrientes que condicionan la evolución lingüística». Y añade: «Con los Orígenes pone D. Ramón de manifiesto las ventajas de su concepción unitaria de las ciencias filológicas, de su capacidad de movilizar, para la mejor comprensión de los hechos lingüísticos, unos conocimientos profundos acerca de la historia cultural de España, obtenidos a través de toda una serie de investigaciones independientes sobre la literatura y la historia medievales»

En el prólogo al lector comenta Ramón Menéndez Pidal:

«Ya el profesor E. Staaff en 1907 publicó, según todas las exigencias modernas, 5 documentos del año 1171 al 1199, procedentes del reino de León, y yo en 1919 publiqué 43 del siglo XII y uno del XI, procedentes de Castilla. Pero todo esto y algún otro intento análogo era muy poco para el conocimiento de la lengua en las épocas preliterarias. No acertábamos a encontrar material más antiguo. Tanto el Sr. Staaff como yo, de común acuerdo, partíamos en nuestros primeros estudios de los documentos en romance de comienzos del siglo XIII, y remontando luego hacia atrás, ascendíamos hacia las primeras muestras de la tendencia romanizadora que apuntaban en el siglo XII, sobre todo en los tres últimos decenios de su centuria. Después, al subir más arriba de 1170, encontrábamos que, cuanto más hacia atrás, el latín de los diplomas estaba más desprovisto de romanismos interesantes, y desistíamos de continuar la búsqueda. Sólo en 1915 (después de tener preparada la colección de documentos que acabé de imprimir en 1919), cuando fui a trabajar en los archivos eclesiásticos de León, intenté el estudio por el extremo opuesto, esto es, empezando por los documentos del siglo IX y siguiendo por entre el rico tesoro de los que se conservan del siglo X; y en ellos encontré una inesperada cantidad de formas romances que hacia fines del siglo XI empezaba a decrecer también, para agotarse en esa baja latinidad que en los dos primeros tercios del siglo XII nos había repelido antes»

Y continua más adelante: «La primera edición de este trabajo se comenzó a imprimir en abril de 1923 y se terminó en julio de 1926. En tan largo transcurso de tiempo el plan y hasta el título de la obra se mudaron. Empecé pensando hablar brevemente del “Español en los siglos X y XI”; pero al reparar cada vez más en el carácter muy arcaizante del lenguaje notarial del siglo X, cambié el título sustituyéndolo por el que ahora va en la portada» (el de Orígenes del Español).

Una completa reseña de este libro, escrita en 1995 por el catedrático de la Universidad de Oviedo, don José Ramón Fernández González, puede leerse en este enlace.

En 1977, el Servicio de Publicaciones del Ministerio de Educación y Ciencia editó ‘Glosas Emilianenses. Estudio y transcripción de Ramón Menéndez Pidal’ que contiene además, la reproducción de las páginas 1 a 10 de Orígenes del Español, Madrid, 1926. Puede descargarse gratuitamente desde la sede electrónica del Servicio de Publicaciones en este enlace.